Por: Marah PIneda
Psicóloga
Si no tienes libertad interior, ¿Qué otra libertad esperas poder tener? Si no cortas tus ataduras durante la vida, ¿Qué esperanza tienes de ser libre? Una vida sana es tener la oportunidad, capacidad y motivación de que lo que hagamos influya positivamente en nuestro bienestar físico y mental; sin embargo, en este caminar pueden desarrollarse relaciones afectivas no tan saludables que lo impidan. Los hilos o lazos emocionales que establecemos con las personas significativas de nuestra vida, aquellas con las que compartimos sentimientos de pertenencia y seguridad; son parte de nuestro tejido emocional, si estos vínculos afectivos son adecuados, generarán seguridad y pertenencia, y estructurarán vínculos saludables con otras personas y con nuestro entorno. Seremos más independientes, más autosuficientes y dispondremos de mayores recursos personales para afrontar las dificultades de la vida sin depender de los demás. El apego es natural en la niñez, en cambio, cuando el apego no es seguro (apego inseguro) no sienten esa seguridad desde los primeros lazos afectivos, tienen muchas más dificultades para relacionarse con los demás. Pueden hacerlo con mucho miedo, pensando que en algún momento pueden sufrir algún daño. Y se sienten más incómodos con la relación con los demás.
El Apego es ese vínculo obsesivo que establece una persona con una idea, cosa, sentimiento, actividad o persona pensando que te va a ser feliz. Entregar el poder a algo o alguien para que te domine, manipule y se apodere de tu mente es una forma de suicidio psicológico. El apego puede catalogarse como una dependencia emocional. Así lo define el sicólogo Walter Riso.
El Dr. Rafael Ramos lo define como una cárcel para el alma, te hace ver virtudes donde no existen y esperanzas donde no las hay.
Para evitar este apego o dependencia especialmente en la edad adulta es importante saber que con cada relación que establecemos generamos un vínculo, como lo generamos es la clave para tener relaciones saludables.
El respeto, la amistad, el cariño y amor son formas de vincularnos de manera positiva con los demás, no obstante, existen formas negativas desde la envidia, control, celos, manipulación que en ocasiones son difíciles de percibir, por lo que es muy importante aprender a detectarlas, para evitar ese apego o dependencia emocional especialmente de tu parte.
Te brindamos siete consejos para evitar el apego o dependencia emocional:
Conoce tus límites: el autoconocimiento te ayudará a identificar cuáles son tus límites. Pon límites: esto te ayudará a saber que tolerar y que no.
Regula tus emociones: identificar la emoción y la raíz que la origina te permitirá saber si es razonable o no.
Abraza la soledad: especialmente en una relación de pareja que ya has identificado no es saludable para ti y la sostienes por temor a la soledad.
Abraza el cariño: no temas a establecer relaciones evitándolas, solo procura que te brinden libertad y tranquilidad.
Responsabilízate de tus emociones: no culpes a otros por cómo te sientes, responsabilizarte por lo que a ti corresponde te ayudará a relacionarte de una manera más sana y soltar culpas o responsabilidades que no te pertenecen.
Ten claro que buscas en las relaciones limitándolas al plano que pertenecen; compañerismo, amistad, amorosa o circunstancial.
El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y tampoco adicción. Walter Riso.