Por:Marah Pineda
Psicóloga
“Si, pero no se enoje” una frase famosa del personaje de antaño El chavo del ocho, ante los regaños de los otros, por las cosas que hacía y les irritaba; a eso se le puede llamar frustración.
La frustración es una respuesta emocional común a la oposición, relacionada con la ira y la decepción; es un sentimiento que se produce cuando una persona no logra alcanzar un deseo y tiene una reacción adversa.
Las causas varían, pero están asociadas a no obtener lo que se esperaba, o lo recibido no está acorde al esfuerzo realizado desde la perspectiva del individuo.
La frustración puede categorizarse como una respuesta primaria o instintiva. La intensidad de la reacción puede variar sustancialmente, hasta el punto de propiciar afectaciones incluso a nivel cognoscitivo en situaciones de elevada gravedad, por ejemplo, la aparición de alteraciones en la capacidad de memoria, atención o percepción.
¿Pero hay manera de evitarla?
La respuesta es sí, cuando aprendes a gestionarla, ya que siempre habrá motivos para sentirla.
Estas son algunas de las sugerencias que al practicarlas podrían ayudarte:
Aceptar que no siempre conseguimos lo que queremos, por más que luchemos por ello.
Es normal sentirse mal; acéptalo e intenta calmar tu mente a través de esta aceptación.
Evita victimizarte.
Busca alternativas. Analiza por qué no has conseguido lo que te proponías y cómo puedes hacerlo mejor.
No dejes que otros te digan si conseguirás o no tus propósitos. Esfuérzate por alcanzarlos.
Crea una guía de pasos a seguir, para conseguir lo que te propones.
Pide ayuda, de ser necesario.
Celebra cada logro, aunque no creas que sea importante. No hay que subestimar el alcance que pueden tener los pequeños avances.
Cuida tus reacciones.
Lo más importante es que reconozcas que algunas cosas dependen enteramente de ti, pero también de otros factores.