Debido a sus altos costos de mantenimiento, Alcatraz, una de las cárceles más peligrosas del mundo de la prisión, cerró sus puertas el 21 de marzo de 1963.
Alcatraz cerro por dos principales razones. En primer lugar, los gastos de funcionamientos de la prisión eran elevados. Como la prisión estaba en una pequeña isla, todos los alimentos y suministros tenían que ser enviados por barco, y los costos totales comenzaron a aumentar.
Como no había agua dulce en la isla, había que llevar un millón de galones de agua dulce a la isla cada semana. El funcionamiento de la prisión era tres veces más caro en comparación con otras prisiones federales de Estados Unidos.
En segundo lugar, la prisión comenzó a desmoronarse por la dureza del agua salada. El mantenimiento de las instalaciones se convirtió en algo muy costoso para el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
Cuando la prisión cerro en 1963 se dijo que había que hacer entre tres y cinco millones de dólares en trabajos de mantenimiento para que Alcatraz siguiera abierta de forma segura
El gobierno federal llego a la conclusión de que sería más barato construir una prisión federal nueva en lugar de pagar un costo de funcionamiento y mantenimiento en alcatraz
Historia de Alcatraz
Esta cárcel estuvo en funcionamiento 29 años, y por sus celdas pasaron reconocidos criminales como Al Capone, Robert Franlin Stroud, conocido como «el Hombre Pájaro de Alcatraz» o George «Metralla» Kelly.
Alcatraz está ubicada en un pequeño islote rocoso en la costa de San Francisco, las autoridades consideraron que el aislamiento era garantía para frenar cualquier intento de fuga, debido a las fuertes corrientes y a las bajas temperaturas de las aguas.
Alcatraz marcó su reputación como la «prisión de prisiones», como la denominó la Oficina Penitenciaria Federal. También fue «modelo de prueba» para el sistema de custodia de 1x3, es decir, un guardia asignado por cada tres reclusos que luego incorporarían otras prisiones federales.
La cárcel se presentó como la más inexpugnable del planeta, allí iban a parar los criminales que el sistema federal no podía controlar, a los que se deseaba aislar del resto de la población carcelaria y de los que ya no se esperaba nada salvo problemas.
Regla del silencio
Los guardias consideraban la cárcel como un espacio de disciplina extrema, más que de rehabilitación y reinserción social de los condenados.
La peor de las reglas en vigor, según se recoge de las experiencias de los delincuentes, era la de guardar extremo silencio: los reclusos sólo podían conversar durante los recreos de fin de semana, aquellos que rompían la regla del silencio o mostraban mala conducta eran enviados al llamado «Agujero», un espacio subterráneo en el que un castigado podía pasar semanas enteras.
Con celdas de unos 3 metros por 1,5 metros, la prisión de Alcatraz tenía una capacidad de 336 presos y el número más alto registrado fue de 302 y el más bajo de 222. Durante los 29 años de funcionamiento hubo aproximadamente un total de 1.545 hombres encarcelados.
Hace 61 años de la orden con la que el Fiscal General de los Estados Unidos, Robert Kennedy, decidía cerrar las puertas de la prisión más famosa del mundo a causa del mal estado de las instalaciones y de su costo. En su informe final hizo constatar que la prisión de Alcatraz «cumplió con un importante propósito».
Intentos de fuga
La brutalidad con la que eran tratados los presidiarios hizo que muchos de ellos prefiriesen la muerte antes de continuar encerrado. Se registraron 14 intentos de fuga, pero hubo dos intentos muy sonados.
Uno pasó a la historia como «la batalla de Alcatraz». Tuvo lugar entre los días 2 y 4 de mayo de 1946. Participaron seis reclusos que tomaron el control de la cárcel, primero se hicieron con el cuarto de armas, obtuvieron las llaves del patio principal tomando algunos guardias como rehenes y que más tarde utilizarían como escudos hasta lograr llegar al bote que les llevaría hacia la libertad.
Sin embargo, no lograron hacerse con la llave de la puerta principal quedando atrapados. Frustrada su intento de escape los presos dispararon a los guardias y el orden se restableció con la ayuda de los marines estadounidenses que irrumpieron en el bloque de celdas. Dos guardias y tres presos murieron. Más de una docena de guardias resultaron heridos en el tiroteo.
El otro intento de fuga se produjo en 1962, justo un año antes del cierre de la prisión. Lo protagonizaron los reclusos Frank Morris y los hermanos Clarence y John Anglin que habían sido condenados por robar bancos.
Tras seis meses de meticuloso trabajo consiguieron confeccionar cabezas hechas con papel maché para hacer creer a los guardias que continuaban en sus celdas mientras que escapaban de ellas.
Los tres reos huyeron sin dejar rastros. Los guardias descubrieron que las aberturas de las rejillas en las paredes traseras de hormigón de sus celdas habían sido agrandadas usando cucharas robadas del comedor.
Con 50 impermeables construyeron una balsa enclenque y se supone que con ella se lanzaron hacia la ciudad. No se supo más de ellos y fueron registrados en los informes como «presuntamente ahogados».
En los años siguientes se informó de varios avistamientos de los hombres fugados, pero sin pruebas fiables ni pistas, la Oficina Federal de Investigación cerró el caso en 1979.